Una transformación a lo largo de los años
Nuestros agaves crecen en Los Altos de Jalisco, una región de tierra rojiza donde la elevación, minerales y condiciones climáticas brindan al agave propiedades únicas.
Para obtener tequila, el agave atraviesa una larga transformación:
Durante la jima se remueven las hojas de la planta para revelar el corazón, conocido como piña. Las piñas se cuecen en hornos de mampostería y se muelen para extraer los azúcares que resultan de la cocción.
La fermentación con nuestra levadura patentada le infunde al elíxir nuestro característico perfil, mientras que sus notas se moldean a lo largo de una doble destilación en alambiques hechos con cobre. Este dedicado esfuerzo resulta en un exquisito tequila.